QUINTA JIMÉNEZ |
José María Arguedas y su padre vivió en
Yauyos en la Quinta Jiménez propiedad del profesor Augusto
Jiménez Porras natural de Huañec afincado en Yauyos.
“José
María Arguedas a la edad de 18 y 19 años por los
años de 1929 y 1930 vivió en Yauyos con su padre el abogado Víctor Manuel
Arguedas Arellano amigo del Profesor Augusto Jiménez Porras (hijo de Doña
Mercedes Porras Ysla) uno de los difusores de la danza navideña
"Pastoras de Huañec" en Yauyos y su esposa la profesora Raymunda Gómez, tanto el Dr. Victor Arguedas cómo su hijo José María Arguedas tuvieron la oportunidad de bailar las Pastoras.
Ambas personalidades Padre e hijo colaboraron con la revista Yachaywazi (
Arguedas ejercía de secretario de su padre) conjuntamente con los maestros de
la Provincia de Yauyos y de entre de
ellas los hermanos del Profesor Augusto Jiménez: los profesores Julio y
Gliceria natural de Huañec.
Arguedas
trabó amistad con el joven yauyino Alejandro Cervantes Nalvarte (su gran amigo
y compañero inseparable durante su permanencia en Yauyos quién siguió colaborando con la revista Yachaywazi y el 42 como tesorero).
Arguedas Estuvo
matriculado en el Colegio La Merced de Lima y sólo iba a fin de año a rendir
exámenes.
Fue autodidacta, estudió por su cuenta dirigido por su padre y con orientación del
profesor Augusto Jiménez (además de profesor estudió medicina),
En Yauyos
se inspiró para escribir su libro “Los Ríos Profundos”, después
escribiría diversas obras y traduciría del quecha al español “Dioses y hombres
de Huarochirí”.
A pesar de encontrarse
en Yauyos, lejos de la capital de la república, se mantenía al tanto de los
acontecimientos políticos nacionales e internacionales, pues leía la Revista
“El Amauta” que publicaba José Carlos Mariátegu
ARGUEDAS Y SU AMIGO ALEJANDRO CERVANTES EN YAUYOS |
La revista Yachaywazi además de publicar
artículos sobre la educación en Yauyos y sus problemáticas también publicaba artículos
nacionales e internacionales.
Faltando 2
meses antes de morir Arguedas regreso a Yauyos a despedirse del lugar que le
hizo tan feliz un lugar de apacible estancia con su padre y su gran amigo Alejandro
Cervantes.