En su
mensaje con ocasión del Día Internacional de las Mujeres Rurales, 15 de octubre
de 2015, la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres Phumzile Mlambo-Ngcuka dice:
"Tenemos una oportunidad única y el compromiso de poner fin a la pobreza y
el hambre, alcanzar la seguridad alimentaria y nutricional, y garantizar medios
de vida sostenibles invirtiendo en las mujeres rurales y en una agricultura
resistente al clima".
Las
mujeres rurales dependen en su mayoría de los recursos naturales y la
agricultura para subsistir, y representan una cuarta parte del conjunto de la
población mundial. En los países en desarrollo, las mujeres rurales suponen
aproximadamente el 43 por ciento de la mano de obra agrícola y producen,
procesan y preparan gran parte de los alimentos disponibles, por lo que sobre
ellas recae la gran responsabilidad de la seguridad alimentaria. Teniendo en
cuenta que el 76 por ciento de la población que vive en la extrema pobreza se
encuentra en zonas rurales, garantizar el acceso de las mujeres rurales a
recursos agrícolas productivos empodera a las mujeres y contribuye a reducir el
hambre y la pobreza en el mundo.
Las
mujeres rurales son agentes clave para conseguir los cambios económicos,
ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible pero su acceso
limitado al crédito, la asistencia sanitaria y la educación son algunos de los
muchos retos a los que se enfrentan. Estos se ven agravados además por las
crisis mundiales —económica y alimentaria— y el cambio climático. Garantizar su
empoderamiento no sólo es fundamental para el bienestar de las personas,
familias y comunidades rurales, sino también para la productividad económica
general, dada la amplia presencia de mujeres en la mano de obra agrícola
mundial.