Cómo evitar discutir y pelear:
Tener diferentes opiniones sobre un asunto no significa estar enfrentados. No son los desacuerdos en sí, sino cómo los
resuelven, lo que determinará si el ambiente que se respire es tenso y NO ES SALUDABLE.
Los siguientes pasos pueden ayudarles a dejar de pelear y discutir.
1. DEJE QUE EL OTRO HABLE
Se necesitan dos para que haya una discusión. Si uno de los
dos empieza a escuchar y deja que el otro hable, se calmarán los ánimos. Por
eso, resista la tentación de responder. Mantenga la calma y no pierda la
dignidad. Recuerde que la paz del pueblo o de las familias es mucho más importante que ganar
una discusión.
“Donde no hay leña, se apaga el fuego.” (Proverbios 26:20)
2. TOME EN CUENTA LOS SENTIMIENTOS DEL OTRO
Escuche con atención y póngase en el lugar del otro sin interrumpirle. Esto contribuirá a tranquilizarse y a alcanzar la paz. En
lugar de atribuirle malos motivos, tome en cuenta sus sentimientos. No piense
que es por maldad lo que quizás simplemente es un error. A veces decimos cosas
hirientes sin pensar, o porque nos sentimos heridos, no porque queramos
vengarnos.
“Vivan siempre con compasión, bondad, humildad, gentileza y
paciencia.” (Colosenses 3:12, La
3. TÓMESE TIEMPO PARA TRANQUILIZARSE
Si siente que está a punto de explotar, diga que necesita un
momento y aléjese para calmarse. Puede irse a otro lugar de la casa o dar un
paseo hasta que se haya calmado. No confunda esto con negarse a hablar o a
cooperar ni con evadir el problema. Más bien, aproveche este tiempo y ore a
Dios para que le ayude a ser paciente, prudente y comprensivo.
“Antes que haya estallado la riña, retírate.” (Proverbios
17:14)
4. PIENSE BIEN LO QUE
DIRÁ Y CÓMO LO DIRÁ
En vez de pensar en una respuesta perfecta para callar o
lastimar a la otra persona, ¿por qué no trata de decir algo que la consuele? No
le diga cómo debería sentirse, pídale que le ayude a entender cómo se siente,
sea considerado y agradézcale que le haya expresado sus sentimientos.
“El que habla sin pensar hiere como un cuchillo, pero el que
habla sabiamente sabe sanar la herida.” (Proverbios 12:18, Traducción en
lenguaje actual)
5. NO LEVANTE LA VOZ Y USE UN TONO AMIGABLE
La impaciencia de uno puede irritar al otro. Sin importar lo
ofendido que esté, evite hacer comentarios sarcásticos, insultar o levantar la
voz. No haga acusaciones hirientes como: “Solo piensas en ti” o “Nunca me
escuchas”. Mejor, dígale tranquilamente a su cónyuge cómo se siente usted con
lo que él o ella ha hecho (por ejemplo, “Me duele cuando tú...”). Nunca deben
empujarse, darse bofetadas o patadas ni ser violentos de ninguna otra manera.
Tampoco deben insultarse, decirse palabras de desprecio o lanzarse amenazas.
“Quítense de ustedes toda amargura, ira y enojo, gritos,
calumnias y malicia.” (Efesios 4:31,
6. DISCÚLPESE DE INMEDIATO Y EXPLIQUE QUÉ HARÁ PARA CORREGIR
LA SITUACIÓN
No deje que los sentimientos negativos le hagan perder de
vista lo más importante: que haya paz en el hogar. Si pelea con alguien, ambos
pierden; si hacen las paces, ambos ganan. Acepte su parte de la culpa por la
discusión. Y aunque esté convencido de que usted no hizo nada malo, aun así
discúlpese por haberse enojado, por haber respondido mal o por cualquier
reacción que haya herido al otro.
Estar en paz es más importante que el orgullo
o que tener la razón. Si la otra persona o personas les piden perdón, perdónale enseguida.
Y verán que bendecidos serán.